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Recorrido Inmersivo
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Recorrido

Fachada del Palacio de Minería

Quien primero se ocupa de reseñar la construcción de Minería y subrayar los logros de Manuel Tolsá es el ingeniero Manuel F. Álvarez, el cual en 1910, a la puntualidad de los pasos y costos del monumento añade su apreciación sobre el arte que se destaca en el notable edificio, empezando por la fachada.

Tal vez escueta descripción de una obra de la que como ya vimos Carlos Pellicer destaca un punto primordial, esa seriedad del estilo impresiona por su tonalidad.

¿En qué estriba tal musicalidad?... Justino Fernández nos aclara:

La extensión de la fachada principal (90 metros) y sus buenas líneas generales y perfiles, contribuyen al severo y grandioso efecto, así como la piedra chiluca con que está construida, material usado en casi todas las partes monumentales del edificio.

A seguidas Justino Fernández va describiendo cada uno de los elementos tomados del clasicismo, mismos que dan el denotativo de Neoclásico al Palacio; así los puntualiza al revisar los dos pisos de esta fachada.

La portada principal al eje del edificio, resaltada, se levanta en dos cuerpos; el primero, correspondiente al pórtico, ocupa la altura del primer piso y del entresuelo y se remata por un balcón corrido con balaustradas; el segundo sigue las líneas generales del piso principal y está rematado por el frontón que resalta sobre el cuerpo del observatorio. Son pues, las tres portadas y el cuerpo del observatorio, los únicos elementos que interrumpen armónicamente las líneas horizontales de la gran fachada.

En el sabio repaso, mismo que en algunos puntos había subrayado ya Manuel F. Álvarez, no se omiten logros. En la composición central del que acomoda tres entrejes, están las columnas dóricas, elementos más en consonancia y el afecto del estilo, los entablamentos con sus imprescindibles triglifos y rosetones en las metopas, los significativos dentellones que subrayan sin interrupción la cornisa que recorre los quince metros que abarca esta entrada principal al edificio; es decir el resalte de mayor envergadura en el conjunto, con sus arcos semicirculares; los tres ejes que marcan las interesantes dovelas de esos arcos, que parecieran continuar el almohadillado del primer piso hasta rematar en las claves de los mismos en ménsulas que soportan, o diría mejor, se trastruecan en mascarones, aquí viene a bien aclarar que es femenino el del centro. Luego singularidades como el movimiento de las dos portadas laterales que se adelantan y se separan de una ortodoxia estilística al estar culminadas por frontones que se rompen para dar lugar a cornisas y frisos. Otro quiebre con dicho dogma clásico, los frontones en el piso alto se alternan en la portada central, dos triangulares y uno en forma de arco, el maestro valenciano Jean Gavara señala como un posible antecedente la Real Casa Aduana en Valencia, los tres en una especie de nichos de igual información casi semicircular, Nichos que semejan seguir conteniendo esta variante de frontones y que aportan la novedad de inscribir repisones que a manera de ornato y sostén descansan sobre ménsulas o modillones. Pero sin duda la mayor novedad son los elementos que por su constante presencia en otras obras del valenciano pasan a ser la rúbrica del mismo, me refiero a los singulares capiteles de las pilastras y a las balaustradas que coronan todo el edificio con sus respectivos remates de urnas o macetones, los que de alguna manera representan el contrapunto en la posible monotonía de la secuencia de los infinitos balaustres.

Similitudes y diferencias dan lugar en la reiterada magnificencia a un peculiar resultado del que Justino Fernández nos advierte:

Por sus grandes líneas horizontales, por su cuerpo central con el pórtico, por las portadas laterales, por la sobriedad y la elegancia de sus proporciones, por sus soluciones llenas de gracia y dignidad, esta fachada principal es de un efecto grandioso en el que están ausentes la pesadez y la monotonía...cualquiera que observe esta fachada, especialmente al atardecer, cuando la luz la hiere de soslayo por el poniente y todas sus armoniosas líneas se dibujan sobre la masa pétrea, los vanos se oscurecen y las cornisas y resaltes dan efectos de profundidad en una medida que sólo un gran artista es capaz de lograr

Ya Justino Fernández apunta también ese relativo apartarse del estilo, que se manifiesta más perceptiblemente en el exterior del Palacio, en ese alternar recursos y subraya:

Nada más grato e impresionante para el que gusta del arte arquitectónico, que contemplar una de estas fachadas laterales cuando la luz del medio día subraya las cornisas y demás elementos, entonces adquieren las formas toda su fuerza y grandeza, todo su efecto tridimensional que, no obstante su clasicismo, recuerdan las mejores de las más sobrias construcciones barrocas.

 

 
 
Hecho en México, Derechos Reservados © 2010, Palacio de Minería, Facultad de Ingeniería, UNAM.