Para
realizar sus importantes actividades, el Tribunal de Minería
necesitaba un lugar que le perteneciera. No existiendo un edificio
adecuado para tal finalidad, ya que el alquilado en el Hospicio
de San Nicolás nunca podría satisfacer los requerimientos
que el funcionamiento de tan compleja institución exigía,
se decidió comprar un solar y construir en él un albergue
ex profeso. Casi en el extremo poniente de la ciudad, sobre la calzada
de Tlacopac, se encontraba un gran terreno con modestas construcciones,
que parecía apropiado. El Real Tribunal de la Minería
que buscaba afanosamente el sitio a propósito para construir
su edificio pronto se interesó en el citado solar llamado
de Nilpantongo (el nombre correcto podría ser Milpantongo,
"junto a la milpita", toponimia indígena acorde
con el hecho de que en el solar se tuvieron siempre sembradíos
junto a las pequeñas casas en él edificadas). A fines
de 1791, don Fausto de Elhúyar juzgó el solar de Nilpantongo
como el más adecuado para levantar su edificio, por lo que
sugirió que se empezaran a elaborar los planos correspondientes.
En oficio fechado el 13 de noviembre de ese año, pidió
la anuencia del Tribunal para gestionar ante el virrey los permisos
correspondientes. Al día siguiente, don Fausto escribió
al Conde de Revillagigedo.
"Exmo.
Sor. No habiendo podido verificar la venta del Sitio proporcionado
para la fábrica del Colegio de Metalúrgica, que se
halla en la Calle de Santa Teresa como diximos ya en nuestra consulta
anterior, el Director Gral. de Minería, á quien tenemos
comisionado en este asunto, ha encontrado como que ofrece aun mayores
comodidades, por constar en 114 varas de longitud hacia su frente,
y 94 de latitud en todo su fondo, con la apreciable circunstancia
de proporcionar a la mejor luz y claridad del día por hallarse
ubicado entre los callejones de la Condesa y Betlemitas, que sirven
de laterales, y tener la frente a la parte del Hospital de San Andrés,
en la Calle de este mismo Título.
"Este solar es conocido con el nombre de Nilpantongo, y pertenece en propiedad a la RI. Academia de San Carlos, quien por hallarse en ánimo de enagenado, y sobre que tiene implorado el permiso de S.M. ha convenido con nuestro comisionado en venderlo a ese Tribunal por el mismo precio de 30 mil pesos en que lo adquirió, y ha consultado sobre el particular a éste suplicándose se sirva de recordar su solicitud al Exmo. Sr. Marquez de Bejamar.
"Al cuerpo de Minería le es mui interesante la corrección de este asunto: por lo que suplicamos a la Superioridad de V.E. se sirva protegerlo y de recomendarlo con la misma bondad y eficacia que siempre ha acostumbrado en todos los que conducen al beneficio común de los Mineros.
"Para
obiar dilaciones, y que sobre los planos que hayan de formarse para
la construcción de este Colegio se imparte la RI. aprobación
al mismo tiempo que la Academia solicita la licencia de vender su
sitio, sería mui conveniente que desde luego se formasen
y pasacen a manos de éste como nos tiene prevenido para dar
cuenta con ellos a S.M. en primera ocación y a efecto de
que sirvan de mas recomendación a aquella solicitud; lo que
así podrá exercitarse a la mayor brevedad posible,
si Vtra. señoría de acceder a ello, de pasamos en
contestación el aviso oportuno. Dios gue. a V.S. Noviembre
15 de 91."
El
teniente coronel del Real Cuerpo de Ingenieros don Miguel Constanzó,
quien a la sazón se encontraba comisionado en la capital
del Virreinato, fue encargado de hacer los primeros proyectos para
el edificio del Real Tribunal. En abril de 1792 el Director General
comunicó la terminación de los planos correspondientes,
así como una primera regulación de costos. El oficio
dice:
"Haviendo
procedido en virtud del ofo. de V.S. de 24 de Noviembre último
a la formación de Planos del Seminario de Minería
qe. debe construirse en el sitio de Nilpantongo, comprado a la Academia
Real de San Carlos, los presento a V.S. adjuntos con la regulación
del Costo que podrá tener este edificio, dispuestas ambas
cosas P. el Teniente Coronel Miguel Costanzó del RI. Cuerpo
de Ingenieros. Acompaña también otro pliego en qe.
he creído deber exponer las reflexiones qe. se ha tenido
presentes pa. la distribución de ntro. Edificio, a fin de
que con ella se pueda juzgar con más fundamto. de cada una
de sus partes. Dios gue. á V.S. ms. as. Mexco. a 30 de Abril
de 1792. Fausto de Elhúyar. (Firmado). RI. Tribl. gl. del
Impte. Cuerpo de Minería de esta N.E."
En el Acervo Histórico del Palacio de Minería se conserva el primer presupuesto del costo para la construcción del Colegio, aun cuando la geometría no es la definitiva que ahora admiramos. Este presupuesto está firmado ya por don Manuel Tolsá, a quien seguramente se le pidieron pareceres y su colaboración en esta fase preparatoria. Tolsá, estaba en esas fechas encargado de la terminación de las obras de la Catedral Metropolitana, así como de la Dirección de Escultura de la Real Academia de San Carlos. Muy probablemente los planos y el análisis de costos estarían fechados en 1797, ya que muy poco después se encargaña a don Manuel la extraordinaria obra del Palacio.
El Tribunal pidió el concurso de dos proyectos antes de determinar las geometrías que debería tener el Colegio: uno formado por don Manuel Tolsá y el otro por don Esteban González, ambos constructores en la ciudad de México. Presentados que fueron, el Tribunal en pleno procedió a examinarlos, recayendo su aprobación en el propuesto por Tolsá, según quedó asentado en el acta del 27 de junio de 1797, que dice:
Un quartillo
SELLO QUARTO, UN QUARTILLO,
AÑOS DE MIL SETECIENTOS
OCHENTA Y OCHO Y
OCHENTA Y NUEVE
(Resel1o de Carlos IV)
Impte. Cuerpo de la Mina. de N.E. México 27 de junio de 1797. Vistos los nuevos Planos qe. han formado los Peritos D. Manuel de Tolsá, y D. Estevan González, apruebanse los formados por el primero, y procédase á la construcción del Colegio con arreglo a ellos, corriendo su dirección a cargo de solo D. Manuel de Tolsá, y al de González la administración de la obra, según lo prevenido en auto de diez y ocho de Marzo último. Lo proveyeron los Sres. del RI. Tribunal en concurrencia de los Sres. Asesor y Fiscal.