Época independiente


Actividades académicas




Al consumarse nuestra Independencia en 1821, sobrevienen grandes cambios en la estructura de las organizaciones de la naciente República, cambios a los cuales no podía escapar el seminario de Minería. Al promulgarse la Constitución de 1824, es necesario adaptar los estudios a los nuevos principios y el Tribunal solicita en 1825, se modifiquen tanto el plan de estudios como el gobierno interior y la economía del Colegio. El 30 de marzo de 1826, según lo consigna Santiago Ramírez, el rector y los catedráticos remiten al Tribunal el reglamento modificado, donde se hace notar que el curso se ampliará a cinco años, en vez de los cuatro de antes (pues se extendió la enseñanza de la Matemática y de la Física), en el siguiente orden: En el primer año, aritmética, álgebra elemental, trigonometría plana y esférica, aplicación del álgebra a la geometría; en el segundo año, secciones cónicas, cálculo infinitesimal, series, ecuaciones de grado superior, geometría práctica, subterránea y descriptiva: en el tercer año, física experimental, que comprende: dinámica, hidrodinámica, óptica, polarización, magnetismo, electricidad y elementos de cosmografía y cronología; en el cuarto año, química, reducida a la parte mineral, docimasia, que trata de los ensayes y metalurgia; en el quinto año, mineralogía, que comprende la oritognosia o conocimiento de los minerales, la geognosia o conocimiento de las montañas como criaderos de los fósiles y finalmente, el laboreo de minas.


Se agregó el dibujo de paisaje y el de delineación, (principios de arquitectura, fábrica de edificios, delineación de máquinas, cartas geográficas) impartiéndose el primero en dos años y el segundo en los tres restantes. por último, en los tres primeros años, francés, (precedido de gramática castellana) y en los dos últimos inglés (esta última proposición, todavía en 1830 no se autorizaba).


Al finalizar los cursos teóricos, durante dos años se efectuaba la práctica en minas y, posteriormente, se presentaba el examen ante el Tribunal, para obtener el título de Perito Facultativo.


Para los efectos de este capítulo resulta sumamente valiosa la lectura del trabajo titulado “El Palacio de Minería” del ingeniero arquitecto Manuel F. Álvarez y del artículo “El Colegio de Minería. Noticia sobre su origen y erección”, escrito por José M. Castera para El Mosaico Mexicano y publicado en el Tomo VI correspondiente al año de 1841. De esta publicación pueden deducirse con cierta precisión algunos de los usos que tuvo el Palacio durante sus primeros treinta años de vida, asimismo, la forma como comenzaron a impartirse las primeras clases, los sistemas de enseñanza, los desperfectos que sufrió el edificio, etc.


Ahí podemos enterarnos de que por ley del 20 de mayo de 1826, el Tribunal de Minería fue sustituido por el Establecimiento de Minería, cuyo apoderado tuviera como cargo anexo la dirección del Seminario bajo la dependencia del Presidente de la República. Como antecedente de lo que, dentro de la organización de la Universidad Nacional Autónoma de México fueron un siglo después las Academias (representativas de profesores y alumnos)y en la actualidad los Consejos Técnicos, está un reglamento particular, aprobado por el Gobierno el 20 de enero de 1831, que dispone la instalación de una Junta Facultativa, formada por los profesores del Colegio precedidos por el director, "con el objeto de dirigir su parte científica".


El artículo citado consigna que había tres clases de alumnos: los de dotación, que en número de 25 (como lo señalaban las Ordenanzas), eran sostenidos en todos los aspectos hasta que terminaban sus estudios y prácticas; los porcionistas, que pagaban $150.00 anuales (el Plan del Colegio presentado por de Elhúyar en 1790 señalaba $300.00 en forma tentativa) para su manutención y habitación y se costeaban sus libros y ropa, y los externos que estudiaban "las ramas convenientes para el ejercicio a que pretenden dedicarse". Todos los alumnos recibían educacón gratuita, con cargo al fondo dotal del Tribunal de Minería primero y del Establecimiento después.


Para su admisión, los de dotación debían cumplir los requisitos de edad (no menor de 15 años), certificación de que sus costumbres "son arregladas", que descendían de mineros, que carecían de medios para educarse a sí mismos, que disfrutaban de buena salud y que sabían leer, escribir y las cuatro primeras operaciones aritméticas tanto con enteros, como con quebrados. Los porcionistas debían presentar solicitud del padre o tutor al director y pagar por tercios adelantados la cuota asignada. Para los externos, bastaba el acuerdo verbal del director, ante la solicitud de ingreso.


El año escolar se iniciaba el 7 de enero y terminaba el 31 de octubre, fecha en que tenían lugar los actos públicos que sostenían los dos mejores alumnos de cada clase. Existía una biblioteca muy reducida pero que contenía diversas obras de mérito y que estaba suscrita a algunos periódicos científicos de Europa y de los Estados Unidos.