Manuel Tolsá

Barroquismo de Tolsá


Nos parece que la característica más agradable de Manuel Tolsá, es su estética neoclásica, pero aunada a un barroquismo espacial, siempre evidente. Por ello Tolsá no es frío. De neoclásico tiene: simetría axial en fachadas e interiores, con lo cual consigue unificar el partido; ritmo repetido o alternado en los vanos de puertas y ventanas; proporción estética siempre eficaz, entre las partes y el conjunto -conocida como euritmia, armonía o belleza- tanto en la obra nueva como en las ya empezadas: Catedral de México, ciprés de la Catedral de Puebla, altares de la Profesa, Santo Domingo, etcétera; el conjunto de la obra, antes que otra cosa, debe ser un objeto armonioso, estéticamente agradable, "de buen gusto", como Tolsá decía. En esto sigue imperturbable a todo el Renacimiento francés. Naturalmente que debe estar sólidamente construido, pero antes que sus funciones, la estética es lo primero. Por ello colocamos antes la proporción estética y el ritmo de sus elementos. El funcionamiento y utilidad de las obras también es un aspecto atendido, a veces con gran originalidad; asimismo, el talento de un escultor que aprendió estupendamente la arquitectura se refleja en la proporción psicológica con que maneja sus elementos: basta fijarse en las balaustradas y florones que rematan todas sus obras con el fin de dar escala:, es decir, relacionar el tamaño del hombre (su antropometría) con los espacios construidos. Por supuesto esta escala se interrelaciona con la proporción estética buscada: Tolsá toma la altura de sus fachadas, hasta los florones o remates de las fachadas, para obtener aquella armonía estética mediante cánones como la sección de oro y los rectángulos dinámicos.

Compruébense estos elementos en el Palacio de Minería, en la casa del marqués de Buenavista y en la casa de los marqueses del Apartado. Además, si en la casa de Buenavista se relacionan los elementos de la obra con otros usados por Tolsá, de cuya paternidad no hay duda, probaremos casi definitivamente que la casa del marqués de Buenavista (actual Museo de San Carlos) sí es obra de Manuel Tolsá.

Junto a todo lo anterior, nuestro arquitecto es profundamente barroco. En sus obras completas, en sus altares, en su escultura toda, el manejo del espacio es de entrantes y salientes profundos. Tolsá plasma lo oscuro y lo claro del sentimiento barroco. Cipreses, rotondas, columnas separadas de las pilastras y del muro, todo movimiento lo patrocina el sentido barroco de este arquitecto. Sostengo que esa mezcla de neoclásico canónico y sentido barroco, es lo que encanta, lo que convence aun a los más apasionados del churrigueresco.

Lo que en otros es calificado como frialdad, en Manuel Tolsá siempre ha sido aceptado como armónico y de buena calidad constructiva, con imaginación suficiente como para ser digno heredero de la arquitectura anterior, a pesar del reproche eterno -y acaso justificado- de que el valenciano, junto con Paz y otros, destruyeron altares churriguerescos a montones. El entrañable arquitecto Escontría dice al respecto: "También debe atribuirse a la moda de los clérigos de poner el arte nuevo, destruyendo lo churrigueresco, por varias y a veces inconfesables razones".

Por otra parte, esta tesis coincide con la que el arquitecto Enrique del Moral aplica a Tresguerras, en el sentido de que lo mejor de este autor criollo se debe a su barroquismo.

Las fachadas y los patios, asimismo, son elegantes pero bastante ornamentados, igual que los franceses, sí, pero en última instancia, cabe en ambas expresiones estéticas el calificativo de barroco. En fachadas, patios y cúpulas la masa avanza y retrocede, los ritmos se interrumpen justo en el momento de volverse tediosos (Minería, Apartado). En las cúpulas (Catedral) avanzan los frontones hacia una hermosísima corona de la construcción, para asentar así visual y estéticamente su centro y eje, y poder equilibrar tanto las alturas de las torres mediante la cúpula ornamentada, barroca y esbelta, como el conjunto, según han señalado Escontría y Toussaint.

En escultura, basta la Virgen de la Concepción en Puebla y en la Profesa para probar este sentido barroco del espacio, lo que se confirma además con el recién encontrado busto de Cortés, de visible carácter berniniano, como acertadamente señala De la Maza.

Texto tomado del libro: Manuel Tolsá, arquitecto de Salvador Pinoncelly